En el video presentado por Elisa Fernández Ramos en Matadero se mostraba un futuro de cambio optimista ante la situación de crisis que ya era inminente.
Se hablaba incluso de la figura del nuevo “promotor orgulloso”. Al poco tiempo reconocimos esta figura el llamado “Pocero Bueno”.

Cuando surgió la figura de un promotor socialmente comprometido con los jóvenes y observamos la respuesta de éstos y el revuelo que suscitaba en los medios de comunicación entendimos que era un momento de oportunidad para el cambio dentro del convulso mundo inmobiliario del que hablaba el video que presentamos.

Nuestra propuesta era clara, creímos que no solo debía de ser un ejemplo desde el punto de vista económico si no que podíamos ofrecer unas viviendas que además fueran ejemplares desde el punto de vista de las necesidades sociales de la arquitectura.
Nuestra propuesta fue llevar a cabo un modelo de desarrollo de proyecto en el que interviniesen los clientes y se adaptase a sus necesidades domésticas y económicas.
El arquitecto en este caso no solo se dedicará a la fase de diseño si no a la toma de datos de las necesidades reales de los clientes y a partir de éstas la configuración de un bloque de viviendas desde el consenso, tanto con los promotores como con los clientes.

Este proyecto que está en fase de prueba, pretende llevar a cabo un estudio de mercado para las viviendas del Siglo XXI y sus nuevas necesidades y posteriormente su materialización en arquitectura.

El objetivo del proyecto es conseguir que tanto los arquitectos, como los promotores, o los clientes últimos que van a adquirir su vivienda, trabajen de forma conjunta para la definición de un edificio de viviendas que responda no solo a las necesidades económicas de éstos si no también a las necesidades propias de su realidad social.